jueves, 21 de febrero de 2008


La Virgen en un barrio difícil
La guerra es la cruel enemiga del amor cristiano. Todo se quiebra y destruye: los hombres se matan unos a otros con saña, la muerte reina en las ciudades, las lágrimas y el luto inundan a las familias. El corazón de Don Orione sangra con todos estos males, y quisiera consolar a todos los que lloran. En años anteriores había organizado peregrinaciones multitudinarias llevando miles de fieles a Caravaggio, a Ntra. Sra. de la Guardia en Génova, y a otros lugares marianos. "Se trataba de verdaderas muchedumbres -diría él-; de masivas respuestas de fe y devoción a la Santísima Virgen." A causa de la guerra, han cesado las peregrinaciones. Pero Don Orione igualmente invoca a la Santísima Virgen por la nación, en especial por los soldados en el frente de batalla y por su querida Tortona. Y exhorta a todos a hacer lo mismo, comprometiendo a la ciudad toda en un voto público; el de construir un grandioso santuario mariano. Lanza esta iniciativa precisamente en el Barrio de San Bernardino, el más difícil y turbulento barrio de Tortona; tanto que si los sacerdotes se atrevían a poner los pies en él -así sea para cumplir con su ministerio- corrían serios peligros. Pero allí hay una humilde iglesia del siglo dieciséis, nada menos. Serían las mismísimas lavanderas, las mujeres más aguerridas del barrio, las que tomarán cartas en el asunto y le dirán a Don Orione:
Ud., Don Orione, venga nomás; que si alguno se atreve a molestarle, nosotras saldremos en defensa suya, con nuestros zuecos y chancletas.Y fue allí donde ya existía la devoción a la Virgen de la Guardia, donde por aclamación popular se hizo el voto de construir un santuario. Era el 29 de agosto de 1918, fiesta de la Guardia. En noviembre de ese mismo año la guerra termina. ¡Gloria y honor a la Santísima Virgen! ¡Don Orione rebosa de alegría! Para la fiesta de la Guardia de 1919, el 29 de agosto, encabeza una solemne procesión que sale del mismísimo San Bernardino -barrio cerrado a los "curas"-; y llegados a la catedral, se renovará solemnemente la promesa del santuario. En los años posteriores la procesión llegará hasta lo alto del antiguo "castillo", y en medio de la luz de miles de antorchas, subido a la torre milenaria, Don Orione enfervorizará a las masas con palabras de fe en Dios, de amor a la Santísima Virgen, a la patria, al Papa; de agradecimiento por los pasados peligros de la guerra, de bendición y esperanza para el futuro de la ciudad de Tortona.

Un día :
13 de noviembre del año 1921, Don Orione llega por primera vez a Argentina, procedente de Brasil, y acepta una iglesia en Victoria en la que encuentra una imagen de la Virgen de la Guardia.

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