viernes, 22 de febrero de 2008

Luis Orione y Don Bosco


El primer milagro obrado por Don Bosco luego de su muerte fue en favor del joven Luis Orione. De 1886 a 1889, fue alumno del Oratorio de Valdocco, en Turín. El día de la muerte de Don Bosco (1888), Orione era uno de los alumnos encargados de organizar la larga fila de devotos que venían a rezar ante su urna funeraria. Muchos fieles querían algún recuerdo del venerable sacerdote. ¿Cómo atender a tantos pedidos?
Presionado por las circunstancias, Orione, entonces con 16 años, optó por la solución que le pareció más simple y práctica. Corrió a la despensa –que estaba a su cargo– para cortar pedazos de pan, tocarlos en el Santo y dárselos a los fieles como reliquia.
Pero la juventud no siempre es tan calma como generosa...En la prisa por satisfacer a todos, Luis Orione, que era zurdo, ¡se cortó el dedo índice derecho! ¿Dolor físico?
Casi no lo sintió. Ninguna otra preocupación se apoderó de su mente más que esta: ¡sin ese dedo, no podría realizar su sueño de ser ordenado sacerdote!
Para evitar semejante desastre necesitaba la intercesión de Don Bosco. Corrió, sujetando el dedo que colgaba tan sólo de una delgada capa de piel, y lleno de fe lo tocó en el cuerpo del Santo. En el mismo instante, el dedo cicatrizó perfectamente.
Aún puede verse hoy, en el cuerpo del Bienaventurado Orione, la marca del corte rodeando por completo el índice derecho.

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